Latinus acusa a Hugo Aguilar de “copiar” a Burkina Faso idea de no usar toga
- Redacción/La Patria Nueva
- 18 jul
- 2 Min. de lectura

En un nuevo intento por desacreditar propuestas legítimas a través del sensacionalismo, el medio Latinus publicó una nota donde acusa al próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Hugo Aguilar Ortiz, de haber “copiado” una medida judicial adoptada en Burkina Faso, luego de que propusiera hacer no obligatorio el uso de la tradicional toga negra.
La comparación es no solo superficial, sino también absurda. Equiparar una política judicial de un país africano con una iniciativa nacida del diálogo con comunidades originarias mexicanas carece de rigor periodístico.
Lo que Latinus presenta como una “imitación” es, en realidad, un gesto simbólico y político que responde a un contexto nacional muy distinto: el de una Suprema Corte que busca reconocer la diversidad cultural del país y abrirse a nuevas formas de representación.
Aguilar Ortiz explicó que la propuesta surge de una petición concreta de pueblos indígenas a los que representa, con el objetivo de transformar la imagen de la justicia desde una perspectiva más incluyente y menos eurocentrista.
Lejos de ser un plagio, se trata de una acción que cuestiona símbolos coloniales arraigados en instituciones mexicanas desde hace más de un siglo, como lo es la toga impuesta por decreto en 1941.
Latinus acusa a Hugo Aguilar de copiar idea de no usar toga
El argumento de Latinus se basa en que Burkina Faso adoptó una medida similar en 2024. Pero esto no convierte a la propuesta mexicana en una copia, del mismo modo que adoptar prácticas democráticas o judiciales compartidas en distintos países no implica plagio.
La idea de resignificar la vestimenta de los jueces es parte de una corriente global que busca decolonizar instituciones y reflejar mejor la identidad cultural de cada nación.
Además, pretender que una propuesta es inválida solo porque ha sido aplicada en otro lugar revela una falta de entendimiento sobre cómo se construyen políticas públicas o reformas simbólicas.
Bajo esa lógica, muchas políticas progresistas, desde el juicio por jurado hasta el voto femenino, habrían sido “copiadas”.
La intención detrás de la publicación de Latinus parece más alineada con un interés por desprestigiar a Hugo Aguilar Ortiz que con una verdadera labor periodística.
Lejos de cuestionar con argumentos jurídicos, éticos o institucionales la viabilidad de la propuesta, la nota recurre a una comparación forzada que trivializa el debate sobre justicia intercultural y pluralismo jurídico en México.





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